LOS HERMANOS LONG
Esta es la historia de dos hermanos,
Connor de ocho años y Cayden de seis. Querían estar siempre juntos, jugar
juntos, ser uno.
Para la mamá fue difícil entender que
su segundo hijo era un bebé especial, un hermano diferente… Al conocer el diagnóstico que le dio el
médico, parálisis cerebral, un nuevo desafío los unía como familia. Pero Connor, a pesar de esto, quería brindarle a
su hermano una mejor vida, y una idea
surge a partir del deseo del niño de conectarse con su hermano: ¡participarían
juntos de un triatlón!.
Un periodista en un reportaje le
pregunta a la mamá qué cosas él realmente querría para su hermano y ella
respondió:
-“que lo traten con respeto y
dignidad como a cualquier otro niño y que pueda disfrutar de las cosas simples
de la vida como nadar, andar en bici o correr”.
Los hermanos Long llegaron en el
lugar 31 entre los 32 competidores, cruzando la línea de llegada a los 43
minutos 10 segundos.
Fue la primera vez que terminaron
algo juntos, como hermanos.
Más tarde una nueva propuesta llega a
los hermanos Long: participar de la competencia más grande que hubiera, el
“Ironkids Triatlon”, entre 14.000 participantes.
Con tantos chicos, los organizadores
les dijeron que no sabían si en el lugar
iba a haber espacio para el bote y el chango de Cayden.
Cuando les informaron eso, el papá le
contó a Connor que a lo mejor no iba a
poder correr con Cayden, y le preguntó si quería hacerlo solo. Él dijo que no, que
prefería quedarse en casa antes que dejar a su hermano afuera…
Y así fue, participaron juntos,
acompañados por una entrenadora que al preguntarle por qué lo hacía con Cayden,
él le contestó:
-
“si
él no está, yo me siento triste, porque queda sentado afuera mientras yo estoy
corriendo”.
El periodista le pregunta que pensaba
cuando empezó a correr, y Connor responde:
-
“en
terminar, no en ser primero, segundo o tercero; sino, en estar orgulloso por
haber llegado. Cuando veo a Cayden sonriendo o riéndose, me doy cuenta de que
lo está pasando bien”.
Desde la pileta al pavimento, del
agua al chango, a lo largo de 20 millas el equipo de Connor y Cayden llegó
último; pero como hermanos, juntos, como uno.
Al final de esta experiencia única,
la mamá afirma que esto produjo algo en Connor que lo cambió: con la ayuda de
su hermano, descubrió algo que puede hacer; y el papá expresa que cada niño
necesita tener una experiencia, algo bueno en la vida y que Connor, con la
ayuda de Cayden lo vivenció.